El proceso soberanista catalán está condenado al fracaso,
porque no se dan las condiciones objetivas necesarias para su éxito. Que son,
básicamente, tres, y detallaré más adelante.
Por falta de ellas, el procés es un perro muerto al que tertulianos,
columnistas y políticos del soberanismo
catalán insisten en fingir que oyen ladrar, lo cual parece un poco idiota pero
es comprensible, y al que tertulianos, columnistas y políticos de la derecha española insisten en seguir pegando patadas, lo cual parece un poco
idiota, punto (aunque quizá sea más una cuestión de mala fe que de idiotez).