Cuando envías tu manuscrito (sí, ya sé que lo envías mecanografiado; Puede que incluso lo envíes por correo electrónico; pero en el mundo editorial se les sigue llamando manuscritos, por tradición) a las editoriales o a las agencias literarias, suele ir a parar a un montón que suele acumularse en un determinado despacho. Y ahí espera pacientemente su turno de ser entregado a un lector de los que trabajan para la editorial o agencia; a menos que en la misma ya te conozcan por haberte publicado algo previamente (en cuyo caso también se le suele entregar a un lector para que lo evalúe, pero el trámite es más rápido; no pasa por el montón) o sean ellos quienes te han pedido el manuscrito (en cuyo paso suele ir a parar directamente a la mesa del editor, quien normalmente, antes de leerlo, se lo pasará al lector con quien tenga más confianza para que lo evalúe).
miércoles, 30 de septiembre de 2015
lunes, 20 de julio de 2015
Milena en la playa
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Autoficción,
Mis problemas con las mujeres

—¡Pero tengo razón!—Digo, casi grito. Y Milena, indolente, exquisita, relajada, brillando al sol bruñida de Coppertone, me pone en mi sitio con unos calmados susurros, sin siquiera abrir los ojos.
domingo, 17 de mayo de 2015
La fórmula, dignificada
Como guarnición, un elenco de secundarios pintorescos, cuanto más variado mejor. Una vez bien macerado el protagonista, enciéndase un misterio criminal a fuego lento, para que el susodicho vaya dorándose en él: que le encarguen su investigación en el primer acto, que lo investigue en el segundo y que encuentre la solución, de forma ingeniosa y sorpresiva, en el tercero. Sírvase caliente o frío, tanto da. Es un plato sin sorpresas, que gratifica a los paladares poco aventureros con sus sabores inmediatamente reconocibles. He aquí la fórmula. No falla nunca.
domingo, 15 de marzo de 2015
ABC vuelve a clavarla
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Cómo está el patio
Otra tremenda exclusiva (fusilada de un artículo aparecido en Paris Match) de los destapadores de las mamandurrias en el seno de Podemos (sus dirigentes cobran por serlo sueldos de entre 700 y 1.400 euros, ¡escándalo!): han descubierto que un economista de renombre que ha trabajado en la cúpula dirigente de una multinacional (Valve) y vende muchos ejemplares de sus libros tiene dinero para comprarse un piso caro en el centro de Atenas. Felicidades, ABC: eso es periodismo de investigación riguroso y comprometido, y no las mariconadas de Woodward y Bernstein sobre el caso Watergate.
Mamá, no te creas lo que dicen las malas lenguas, no soy periodista. Yo tengo un trabajo honesto y decente: todo el piano en un burdel. Y el burdel no se llama ABC.
sábado, 10 de enero de 2015
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