miércoles, 8 de julio de 2009

Y dale con la banderita

Es costumbre entre escaladores y boyscouts que cuando coronan una montaña, monte o colina planten una bandera y se hacen una foto con ella, para que quede constancia del acontecimiento. La bandera puede ser la de su país, nación, región, ciudad, equipo de fútbol, sociedad gastronómica, peña montañera o empresa patrocinadora, que de todo hay. A veces, hasta la dejan allí: el acto no tiene más importancia ni trascendencia que el de dejar testimonio —efímero, porque también es costumbre llevarse como trofeo la bandera que encuentras en la cima, si es que encuentras alguna— de su paso por allí: es como una versión menos cafre y casi igual de hortera que la costumbre de dejar un grafitti con su nombre (“Manolo estuvo aquí”) que algunos practican, sobre todo en los monumentos.

viernes, 3 de julio de 2009

Una cerveza con Jack Kerouac

Hay escritores que te acompañan toda la vida. De una forma u otra creces con ellos, y hasta envejeces con ellos, de tal manera que llegas a establecer con ellos una relación que va mucho más allá del interés intelectual por determinados textos, determinados temas. Una relación de familiaridad más propia de una amistad personal. Al menos eso es lo que me pasa a mí con Jack Kerouac.