lunes, 16 de diciembre de 2013

El misterioso doctor Mercado, capítulo 14

drmercado15

La liga de los calvos siniestros

Últimamente el presidente llegaba a su despacho de Moncloa a las ocho en punto exactamente. “Desde que se ha vuelto tan raro es más puntual que nunca” pensó su secretaria. Ya se había acostumbrado a tener preparado, a esa hora, un desayuno a base té de jazmín, leche de soja con miel, pescado al vapor con algas, verduras en escabeche y un panecillo shaoping. Por suerte los de personal habían encontrado un cocinero chino, de Shangai, que preparaba los desayunos exactamente según los nuevos gustos del presidente. A lo que no se había acostumbrado la secretaria, ni se acostumbraría nunca, era a la forma en que el presidente la traspasaba con la mirada desde que los ojos se le habían vuelto verdes. Sus nuevos ojos le daban escalofríos.

lunes, 9 de diciembre de 2013

La carcajada siniestra

garrapataDentro de la escasa tradición de la novela negra española, Leo Coyote destaca por una serie de características. Sí, la novela negra, en España, tiene muy poca tradición. Tan poca, que los escritores españoles de novela negra suelen apoyarse en tradiciones foráneas, y suele notárseles, con frecuencia demasiado. Antes se les notaba más el ramalazo anglosajón, y ahora se les nota más el ramalazo escandinavo, lo que es peor. Incluso a la mejor novela negra española, la más española, la que desarrollaron Andreu Martín, Juan Madrid, González Ledesma et al., en los años ochenta, se le nota cierto ramalazo francés, a veces por la parte de Manchette (Martín) y a veces de la parte de Simenon (González Ledesma).

miércoles, 4 de diciembre de 2013

El misterioso doctor Mercado, capítulo 13

drmercado14El presidente encuentra a Dios

Damián volvía a estar sentado sobre un saco de dormir enrollado, con la espalda recostada sobre una mochila astrosa, a cubierto dentro del cajero automático donde solía pernoctar, en compañía de Dios, antes de convertirse en agente del Hombre de Negro. Iba vestido con ropa vieja, llevaba una gorra con la visera bien calada sobre los ojos y un pañuelo palestino liado al cuello, tapándole la parte inferior de la cara todo lo que era posible sin parecer que iba embozado a propósito. Desde debajo de aquel embozo observaba con disimulo la calle, y la gente que deambulaba por ella y ante él. No hacía mucho que había ocupado aquel sitio y vestido aquella indumentaria por pura necesidad, y no siguiendo órdenes de su empleador. Porque ahora estaba allí siguiendo órdenes: el Hombre de Negro le había enviado un mensaje aquella misma mañana, ordenándole que por la tarde estuviera en aquel sitio y de esa guisa, y que allí le esperara. No sabía qué debía esperar, ni tampoco lo preguntó. Ya había aprendido que las órdenes de su misterioso jefe ni se comentaban ni se discutían.

lunes, 2 de diciembre de 2013

Un poco de Kurt Vonnegut es mucho

la-cartera-del-cretinoSeis años llevamos ya sin Kurt Vonnegut. Aunque, como suele pasar, no han sido seis años sin novedades sobre Kurt Vonnegut: hasta tres libros de escritos inéditos han salido durante en ese periodo de tiempo. Los dos primeros (Mire al pajarito y Mientras los mortales duermen) los editó Sexto Piso; esta cartera del cretino, la recién estrenada Malpaso. En cuanto al contenido no hay mucha diferencia: como los anteriores, esto es una recopilación de relatos breves y algún ensayo. Aunque hay que reconocer que los de Malpaso se han esmerado mucho más con la edición; y no solamente por la ajustada traducción de Ramón de España. De hecho, los de Malpaso hacen libros-objeto muy bonitos, de tamaño cuartilla (el tamaño aproximado de un palmo humano), con tapas duras, lomo plano, guardas negras, portadas en elegante blanco y negro con mucho blanco, buen papel, buena maquetación y cortes teñidos de color; naranja, en este caso. Vamos, que son unos libritos muy monos. Y, además, con la compra de su versión física te regalan su versión virtual (sólo en formato epub, eso sí. Malas noticias para los usuarios de Kindle). Claro que un libro no se debe juzgar por las tapas, sino por su contenido. Pero es que su contenido es cosa de Kurt Vonnegut ¿oigo a alguien al fondo preguntar quién es Kurt Vonnegut? Por Dios santo…

domingo, 1 de diciembre de 2013

Willy Uribe, diez y K.O.

omphalosLa prosa de Willy Uribe es como un uppercut: sorprendente, veloz e impactante. También es elegante como un uppercut propinado por Sugar Ray Leonard, y demoledora como un uppercut propinado por Roberto “Mano de piedra” Durán. Con esa prosa, Willy escribe novelas breves como un combate de Mike Tyson cuando Cus D’Amato aún era su entrenador, que dejan al lector más noqueado que George Foreman tras el octavo asalto con Muhammad Ali.

martes, 12 de noviembre de 2013

Volver a la tribu

Back-to-bloodBack to Blood (Volver a la sangre) es el título de la última novela de Tom Wolfe. Un título muy acertado y muy wolfiano, pues de eso precisamente se ha ocupado el hombre del traje blanco en toda su obra de ficción…y en buena parte de la de no ficción (como la célebre crónica Mau-mauando el parachoques): de mostrarnos cómo los norteamericanos, ciudadanos del país que inventó la ciudadanía (lo de la liberté, egalité et fraternité vino después; muy poco después, es cierto, pero después al fin y al cabo) están tirando por la borda esa herencia y regresando al tribalismo étnico. Como dice el muy wasp Edward T. Topping V ya en el prologo de la novela:
«(…)La religión agoniza… pero siempre hay que creer en algo. Sería insufrible—no podría soportarse—acabar diciéndose a uno mismo: “Para qué seguir mintiendo? No soy más que un átomo azaroso dentro de ese superacelerador de partículas llamado universo.” Pero creer, por definición, significa creer ciegamente, de forma irracional, ¿verdad? Así que, amigos míos, eso sólo nos deja el linaje, la sangre, que discurre por nuestro organismo, uniéndonos. “¡La Raza!”, como gritan los puertorriqueños. “¡La Raza!”, grita el mundo entero. A todo el mundo, a la gente de todas partes, le queda un última cosa en la cabeza: ¡los lazos de sangre!» A todo el mundo, en todas partes, sólo le queda una cosa…¡Volver a la sangre!

sábado, 26 de octubre de 2013

El misterioso doctor Mercado, capítulo 12

drmercado12El ataque de los hombres-topo

Las cloacas por las que deambulaba el presidente eran un intrincado laberinto subterráneo que de pronto, cuando su encendedor (el que usaba para encender los cigarros puros que tanto le gustaba fumar) se apagó, quedó sumido en la más absoluta oscuridad. Una oscuridad preñada de olores fétidos y de los inquietantes ruidos de patitas de rata correteando, chapoteando.
Pero no sólo las ratas correteaban en la oscuridad, pues también se oían pasos chapoteantes que parecían producidos por pies humanos.

viernes, 11 de octubre de 2013

El misterioso doctor Mercado, capítulo 11

drmercado13Emboscada en el aeropuerto

El aeropuerto estaba desierto. Siempre lo había estado, desde que lo construyeron. De sus pistas nunca había despegado ningún avión, ningún viajero había caminado por sus pasillos.
Hasta ahora.

martes, 1 de octubre de 2013

viernes, 20 de septiembre de 2013

El misterioso Doctor Mercado, capítulo 10

drmercado10Patrón de patronos

Era una noche oscura y tormentosa. La lluvia repiqueteaba en los cristales de las amplias ventanas del lujoso despacho del presidente de la Confederación de Organizaciones Patronales. A través de las persianas venecianas que las cubrían refulgían, súbitamente, relámpagos que por un momento iluminaban los tejados de Madrid antes de que, entre el retumbar de un trueno, volvieran a sumirse en la oscuridad. Sentado tras el pesado escritorio de madera maciza de roble rojo americano, inclinado sobre la isla de luz que proyectaba sobre la misma su lámpara de escritorio PiaoMiao (una antigüedad muy valiosa, regalo de su antecesor en el cargo, antes de que le metieran en la cárcel por estafa continuada) Jota Erre escribía, a mano, mientras reía quedamente, para sí.
—Ji, ji, ji, ji.

sábado, 14 de septiembre de 2013

El viaje a ninguna parte de Coetzee

lainfaciadejesusCoetzee es un autor muy fácil de leer. Su estilo es extremadamente sobrio y despojado, esencial, con esa aparente simplicidad que en realidad es tan difícil de conseguir, tanto que sólo está al alcance de los mejores escritores. Su forma de narrar es lineal, sin disquisiciones, sin circunloquios, sin paseos a la luz de la luna ni altos para contemplar el paisaje, sin interés por conseguir a toda costa la escena impactante ni la frase genial; todo lo cual resulta bastante de agradecer, y bastante refrescante. Otra cosa es que sus historias sean tan simples como la forma en que están contadas. Especialmente las que, como esta, extreman las características metafóricas y simbólicas que también son muy de Coetzee.

domingo, 1 de septiembre de 2013

El Misterioso Doctor Mercado, capítulo 9

drmercado9 copiaEn las cloacas del Estado

Finalmente, Damián había vuelto a encontrar a Dios. Se le había aparecido de repente, al doblar una esquina camino del supermercado. Le ofreció irse a vivir con él y ahora lo tenía en casa, sentado a su lado en el sofá, tomando una cerveza mientras ambos veían la tele.
En la tele aparecía el Presidente del Gobierno, negando cualquier implicación en el Caso Bárcenas y negándose en redondo a dimitir por causa del Caso Bárcenas.

martes, 20 de agosto de 2013

Elmore Leonard, In Memoriam

Leonard"Nuestros mejores autores de novela negra son muchas veces los narradores más astutos de nuestra realidad social", escribió el crítico literario de The New York Times, a propósito del que será, ya para siempre, el último libro de Elmore Leonard: Raylan, que muy adecuadamente, dada su condición testamentaria, es una mezcla de novela negra y western, los dos géneros en los que Leonard ejerció su magisterio absoluto e indiscutido. Lleva razón el New York Times: Leonard, por ser uno de los grandes de la novela negra, también fue uno de los narradores más astutos de la realidad social de su país y de su tiempo. Producía una prosa tan sólida, dura y contundente que, más que redactarla, la esculpía. Discípulo confeso, y hasta aventajado, de Steinbeck y de Hemingway,  era un maestro en la elaboración de atmósferas morales pintadas con infinitos tonos de gris y en la creación de personajes ambiguos, memorables y complejos. Pero sobre todo, era un maestro en la escritura de diálogos. Escribía unos diálogos tan afilados que podías cortarte leyéndolos. Pero siempre era un placer leerlos, siempre era un placer leerle. Y ahora ya no podremos sino reelerle, porque Elmore Leonard murió hoy, de un fallo cardíaco que ha puesto punto final a su prolífica producción (casi cincuenta novelas). También escribió una lista de diez reglas para escribir ficción que todos los escritores de ficción deberían tener grabadas en tablas de piedra en un lugar preferente de su lugar de trabajo. Fue uno de los grandes, y todos los que alguna vez hemos escrito alguna novela negra estamos en deuda con él. Yo aquí reconozco la mía, que es muy grande.

sábado, 17 de agosto de 2013

El Misterioso Doctor Mercado, capítulo 8

drmercado8Presidente Mercado

Como cada mañana, la secretaria del presidente dejó sobre la mesa el café con leche, las porras recién traídas de la churrería, el dossier de prensa con las fotocopias de las noticias más importantes aparecidas en la prensa del día y un ejemplar del Marca, el único periódico que el presidente presumía de leer por gusto. Normalmente, el presidente empezaba por el Marca, pero aquella mañana, tras echarle un rápido vistazo a la portada, tiró el periódico deportivo a un lado. Entonces se acercó el café con leche a la nariz y, arrugándola con lo que parecía disgusto, la volvió a dejar sobre su platillo. Entonces le preguntó:
—¿Es que no tiene té de jazmín?
—¿Te-té de jazmín?—tartamudeó la secretaria, perpleja. La perplejidad hacía que se trabucara.
—Eso he dicho. Té de jazmín. O un buen Oolong. Cualquier cosa menos esta infusión de semillas requemadas mezclada con secreciones de animal.

domingo, 11 de agosto de 2013

El Misterioso Doctor Mercado, capítulo 7

drmercado7Ninjas en la nieve

El helicóptero sobrevolaba el Mont-Blanch. Bajo ellos y ante ellos se extendía una inmensa pared casi vertical e inmaculadamente blanca, virgen de la huella del hombre. Aquello era demasiado inaccesible. Salvo en helicóptero.

martes, 6 de agosto de 2013

‘Empedrat’ de garbanzos y bacalao

empedratLos garbanzos al cocerse—a fuego muy lento durante una hora, hasta convertirse en bolitas de mantequilla: la perfección hecha garbanzo—lo inundan todo con una niebla cálida y ligeramente aromática; un aroma que pronto debe competir con el mucho más contundente, mucho más suculento perfume de los pimientos escalivándose  en sus propios jugos dentro del horno. El bacalao ha estado en remojo, desalándose, durante toda la noche, pero aún conserva ese punto fuerte a salitre marina que es su virtud. El aceite es de oliva virgen, las aceitunas negras son de Aragón, y los pimientos del piquillo asados a la leña son lo único no hecho en casa, pero nadie es perfecto, aunque esta conserva en tarro de cristal casi lo es.
Que no, que yo no quiero ir al cielo, que ese sitio es muy aséptico y muy aburrido; a mí llevadme al infierno, que al menos hay fogones.

viernes, 2 de agosto de 2013

Updike se divierte

libros-BechHubo un tiempo (entre los años cincuenta y los primeros ochenta del siglo pasado, más o menos) en que la lista de los best-sellers no la acaparaban interminables y aburridas sagas escritas por adictos al sensacionalismo y a las teorías de la conspiración, amas de casa más aburridas aún que fantaseaban, a su aburrido estilo redaccional, con niños magos en colegios internos, vampiros cursilones con los colmillos capados o sueños eróticos de dominatrix de andar por casa; o escritas por suecos de género atascados en la fórmula que no se tomaban la molestia de repasar un párrafo para pulirlo un poco. Hubo un tiempo en que el territorio de la literatura era América, no por imperativo colonial sino por imperativo de talento; hubo un tiempo en que los gigantes aún caminaban sobre la tierra, o al menos sobre la tierra americana (Philip Roth, Norman Mailer, Gore Vidal, John Updike et al., al norte del Río Grande; Julio Cortázar, Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa, Gabriel García Márquez et al., al sur) flexionando los poderosos músculos literarios para ensartar el arpón del zeitgeist de su época sobre los poderosos lomos de la Gran Novela Americana (o latinoamericana), esa ballena blanca.

jueves, 1 de agosto de 2013

El Misterioso Doctor Mercado, Capítulo 6

drmercado6

¡En las garras del Doctor Mercado!
El presidente oyó una respiración tenue a su espalda. No se atrevió a volverse, pero imaginó que debía tener detrás a uno de los ninjas de la guardia personal del Doctor. Era un pensamiento muy poco tranquilizador.
—Yo… no debería estar aquí. Soy el presidente del gobierno…—se aventuró a decir.
—Usted es mi lacayo. Como todos—respondió el Doctor, con displicencia.

sábado, 27 de julio de 2013

El Misterioso Doctor Mercado, Capítulo 5

drmercado5bisJaque al presidente

Nada más empezar la jornada y zas, la primera en la frente, pensó el presidente del gobierno. La primera fotocopia del dossier de prensa que su secretaria le dejaba todas las mañanas sobre la mesa del desayuno, junto con el café con leche, las porras aún calientes y el ejemplar del día del Marca—el único periódico, solía vanagloriarse, que leía de cabo a rabo y por gusto—reproducía la portada del diario El País, el que solía leer más a disgusto, y en ella se reproducían a su vez páginas de un libro de contabilidad con los asientos escritos del reconocible puño y letra de su amigo Bárcenas, mostrando varios cobros en negro y varios pagos en el mismo color a miembros de la cúpula del partido. Incluyéndole a él. De hecho, por los asientos se veía que él era el que más cobraba bajo la mesa. Cogió el teléfono para llamar a la secretaria general del partido.
—¿Has visto la portada de El País de hoy?—le espetó, sin siquiera saludar.

martes, 23 de julio de 2013

El Misterioso Doctor Mercado, capítulo 4

drmercado4

Los papeles de Bárcenas

El guardia de seguridad que le abrió la puerta abrió también, y mucho, los ojos al verle entrar. Pero esa fue toda su reacción.
—Buenos días, señor Bárcenas—dijo, respetuosamente.
—Buenos días—Respondió Damián, imitando la voz de Bárcenas. Y siguió su camino con paso firme, como si estuviera muy seguro de a dónde iba. Lo cual no era el caso, al menos no del todo. Había memorizado el plano de distribución de las plantas del edificio que El Hombre de Negro le había dejado en la memoria de la tableta, pero un plano no era exactamente lo mismo que la realidad tridimensional. Aunque sí, sin duda, la tercera puerta a la izquierda de aquel pasillo tenía que ser el despacho de Bárcenas. Del verdadero Bárcenas.

domingo, 21 de julio de 2013

Dónde encajamos a Dickens

capital spainLeer Capital, la última novela de John Lanchester, me ha hecho pensar en Dickens. Y pensar en Dickens me ha hecho recordar que el exquisito Enrique Vila-Matas se preguntaba no hace muchosi realmente puede saberse si un libro [por el contexto parece que con ‘libro’ quiera decir ‘novela’] es arte o sólo mercancía” y si “se puede explicar por qué Coetzee hace literatura y Dan Brown no”. Concluía diferenciando entre dos clases de escribientes: “el periodista (atolondrado superficial, despiadado)” y “el escritor (noble, profundo, con escrúpulos morales)”. Este angélico personaje que, según Vila-Matas, es el escritor “sabe que en una descripción bien hecha hay algo moral, la voluntad de decir lo que aún no ha sido dicho” mientras que el escritor de best-sellers (de pronto y sin previo aviso, Vila-Matas muta al periodista en ‘escritor de best-sellers’) “usa el lenguaje simplemente para obtener un efecto y aplica siempre la misma inmoral fórmula de camuflaje, de engaño al lector”. Vaya, pienso para mí, precisamente eso hacían Jules Verne, Alexandre Dumas padre, hijo y espíritu santo, Edgar Allan Poe (como prosista) Arthur Conan Doyle, Patricia Highsmith y Raymond Chandler. Y Charles Dickens. Especialmente, Charles Dickens. Y yo que pensaba que leía alta literatura.

martes, 16 de julio de 2013

sábado, 13 de julio de 2013

Tenebroso caleidoscopio argentino

camara-gesell2Principio 1: Cámara Gesell, de Guillermo Saccomanno, es, por decirlo desde la primera frase, no sólo una excelente novela, sino una novela extraordinaria; aún más, es una novela excepcional, una novela extraordinaria y excepcionalmente excelente, una novela extrema y muchas otras cosas que empiezan por ex. Es, incluso, una novela extraña. Extraña en el buen sentido. Extraña para estos tiempos de reinado de Dan Brown y Cincuenta sombras de Grey. Extraña por demasiado buena, sin olvidarse de ser popular. Y tener las narices de vender muchos ejemplares y agotar varias ediciones. Chúpate esta, Dan Brown.

martes, 9 de julio de 2013

El escritor cuadrumano

don-de-lenguas-9788415803065Salvo excepciones y salvo que lo suyo sean los guiones para el cine, los escritores no suelen trabajar en equipo. Las novelas escritas en colaboración son muy poco frecuentes. Quizá se deba a que el de escritor es un trabajo solitario, y eso los hace proclives al individualismo y a la hipertrofia del ego, y dos egos sobredimensionados ante la misma máquina de escribir tienden a no caber. Los guionistas escapan a esa tendencia porque una película es una obra colectiva, en la que el trabajo de escritura sólo es el primero de muchos en el proceso de elaboración, y usualmente el menos valorado (por Hollywood circula hace tiempo este chiste: era una actriz tan tonta, tan tonta, que para conseguir un papel en la película se acostó con el guionista) así que los guionistas, acostumbrados a trabajar en colaboración con o subordinados a productores y directores, también están acostumbrados a ser tratados como el último mono, por lo que sus egos suelen conservarse esbeltos y ligeros, y eso mejora notablemente su capacidad de trabajo en equipo.

sábado, 22 de junio de 2013

Post-Neo Western

the-sisters-brothers—¡Coño, una novela del Oeste! ¿Cómo le vamos a vender esta moto a nuestra clientela habitual de exquisitos, modernillos y gafapastas?

viernes, 21 de junio de 2013

El viaje a ninguna parte (literatura y crisis)

en-la-orillaEn Las uvas de la ira, que pasa por ser la novela definitiva sobre la recesión de los años 30 en Estados Unidos, John Steinbeck utilizó como metáfora el viaje. El que emprendían, entre Oklahoma y California, las víctimas de la recesión, personificados en la familia Joad, campesinos arruinados y proletarizados, buscando a la desesperada una forma de sobreponerse a la miseria que los ahoga. En En la orilla, que algunos han saludado como la novela definitiva sobre la recesión del primer cuarto del siglo XXI en España (sí, del primer cuarto de siglo: llamadme agorero, llamadme exagerado, y rezad porque no se convierta en la recesión de la primera mitad del siglo XXI), Rafael Chirbes utiliza como metáfora un pantano. Los españoles que Chirbes retrata a través de Esteban, el carpintero que se soñó próspero inversor y se despertó en la miseria, no se lanzan a buscar un nuevo horizonte en el que sobreponerse, sino que se quedan donde estaban, hundiéndose en el pantano de su propia mierda, la que han ido acumulando desde hace mucho, mucho tiempo. Como metáfora de la situación española, no puede ser más adecuada.

lunes, 10 de junio de 2013

El misterioso Doctor Mercado, capítulo 3

drmercado3¿Quién es El Hombre de Negro?

Le despertó la luz del sol entrando por la ventana. En un primer momento no supo donde estaba. En el momento siguiente lo recordó todo: su aventura nocturna en el parque de atracciones del Tibidabo, su encuentro con el Hombre de Negro y la extraña propuesta que le había hecho: trabajar para él. Se preguntó si no habría sido un sueño. Porque conseguir un trabajo hoy en día era un sueño, aunque no te lo ofreciera un enmascarado vestido de negro que te asalta en mitad de la noche. Pero si todo había sido un sueño aún debía estar soñándolo, porque aquel apartamento en el que se había despertado no se parecía nada a la cabina del cajero automático donde había estado durmiendo con Dios durante el último año. Ni aquella cama sobre la que se había despertado se parecía en nada al viejo saco de dormir que había estado usando como lecho durante ese mismo tiempo.

domingo, 2 de junio de 2013

El misterioso Doctor Mercado, Capítulo 2

drmercado2“Ahora su vida me pertenece”

Tras despertarse y ver a Dios roncando a su lado, Damián recordó que aquel día cumplía un año desde que empezara a dormir en la calle, o mejor dicho, en aquel cajero automático que compartía con Dios. Y tomó una decisión: Sacó del fondo de la mochila el par de zapatos, el traje gris, la camisa blanca y la corbata que guardaba, limpios, planchados y bien empaquetados dentro de una bolsa de plástico de tintorería, por si, por algún milagro, alguien le convocaba a alguna entrevista de trabajo. Se vistió con todo ello, le regaló a Dios el resto de su ropa y la manta con que se envolvía para dormir y le dijo que se iba. Que ya tenía bastante de vivir en un cajero automático.
—Vete con Dios—le dijo Dios.

lunes, 27 de mayo de 2013

Ocurrió cerca de tu casa

A-la-puta-calleHacer literatura consiste en tener algo interesante que contar y contarlo de forma interesante. O sea: fondo y forma, tema y estilo. Ambos componen un binomio indisociable, como el ying y el yang. Pero el segundo es el más importante. Porque todo el mundo tiene algo interesante que contar, pero no todo el mundo puede o sabe contarlo de forma interesante; para eso no basta con saber poner una palabra detrás de otra respetando las normas de la gramática y la sintaxis (aunque ayuda bastante, y mucha más gente de la que parece no sabe hacerlo; algunos, hasta escriben libros; y no pocos incluso venden muchos). También se precisan cierta habilidad, cierto talento y cierta práctica.

miércoles, 22 de mayo de 2013

Con la Iglesia hemos topado

peligro curas sueltosEspaña es un país aconfesional. Así lo establece la Constitución, en su artículo 16, apartado 3, cuando afirma que “Ninguna confesión tendrá carácter estatal” Esto implica la libertad de culto y de creencia, y que nadie esté obligado a asumir los ritos o los dogmas de ninguna confesión en concreto. Implica también que las creencias religiosas, su práctica y su aprendizaje, sean un asunto estrictamente privado, dejado al libre albedrío de cada ciudadano. Y prohíbe implícitamente al Estado y a cualquier organismo público (como la escuela pública, por ejemplo) imponer a los ciudadanos  el conocimiento (no digamos ya la práctica, no digamos ya la creencia) de cualquiera de ellas. Pero en eso llegó la ley Wert, que explícitamente impone que...

lunes, 20 de mayo de 2013

El Misterioso Doctor Mercado, capítulo 1

drmercado1El visitante de la canciller

—No encienda la luz, canciller—dijo, desde lo más hondo de las tinieblas del despacho, una voz suave y sin embargo autoritaria, en un perfecto alemán con un ligerísimo acento británico, de Oxford. Era la voz de alguien acostumbrado a no tener que alzarla para conseguir ser obedecido. Era la voz inconfundible del Doctor M.

viernes, 10 de mayo de 2013

Landa, In Memoriam

alfredo_landaSe murió Alfredo Landa, un actor con tanto talento que logró que la España de caspa y boina, la España de militar chusquero, cura de torta y olla, cateto rijoso y señorito pedante aficionado a las cacerías y a las copitas de chinchón pareciera, a ratos, hasta simpática. Ahora que esa España ha vuelto, con gomina en el pelo y Rolex en la muñeca, al gobierno, a la conferencia episcopal, a las tertulias del TDT Party y a las columnas del búnker mediático, nos volvemos a dar cuenta de que de simpática bien poco tiene, y que sin Landa, tampoco tiene maldita la gracia. Claro que él mismo ya nos lo había mostrado en Los santos inocentes, quizá el mejor trabajo de un actor muy bueno que—signo de los tiempos—tuvo que hacer mucho cine muy malo. Aunque no siempre, aunque no todo.

lunes, 6 de mayo de 2013

La decepción inevitable

on the roadSi bien el viaje puede ser una buena metáfora de la novela—que es un trayecto desde el inicio hasta su conclusión, punteado por distintas escalas y ocasionales momentos para pararse a contemplar el paisaje—la novela que lleva el viaje en el nombre, en el argumento y en el mito es, quizá, la que peor se aviene con tal metáfora. Porque On The Road (o En el camino o En la carretera, según las distintas traducciones hispanas) no es tanto una novela para recorrerla como para habitarla. Que es lo que suelen hacer sus millones de fervorosos admiradores (entre los que me incluyo), y lo que suele sacar de sus casillas a sus algo menos abundantes, pero no menos fervorosos detractores, para quienes las novelas deben tener su puerta de embarque, su apeadero al fin del trayecto, su hoja de ruta y sus ventanillas para mirar el paisaje; para quienes todo viaje es un medio para conseguir un fin, que es llegar a destino. Pero en On The Road no hay destino, el viaje es el fin, no el medio. Y aquí encontramos la primera gran dificultad para su adaptación cinematográfica: una novela es un viaje a veces, pero una película es siempre un viaje. Quizá por eso la Road Movie sea el género más puramente, más exclusivamente cinematográfico.

lunes, 11 de marzo de 2013

A vueltas con Hugo Chávez

gallego y reyMis amigos venezolanos, que los tengo, suelen mostrarse, o razonablemente antichavistas, o razonablemente críticos con Chávez. Mis amigos, venezolanos o no, suelen ser gente sensata (a pesar de querer ser amigos míos), y tiendo a confiar en su criterio. Muy probablemente, de ser yo venezolano, sería tan antichavista o tan crítico con el chavismo como lo son ellos. En todo caso, tengo claro que Hugo Chávez no es la clase de dirigente político al que confiaría mi voto, por muy socialista que sea o diga ser. Hay demasiadas cosas de su hacer como político que no me gustan (aunque siempre he creído que como showman no tenía rival), empezando por esa poco democrática tendencia a tratar de silenciar los medios de comunicación críticos para con su hacer o su persona.
Pero…

jueves, 21 de febrero de 2013

Nostalgia del vinilo

telegraph-avenueLa Gran Novela Americana (algo así como la adaptación estadounidense del realismo ruso de Tolstoi y el naturalismo europeo de Zola) es, más que un concepto literario, un género en sí mismo. Y como tal género tiene una serie de características: el costumbrismo, la voluntad de plasmar las formas populares de expresión hablada, la extensión (por lo general, se trata de obras más bien extensas) la amplia y diversa nómina de personajes (sean, o no, novelas corales) a través de cuyas experiencias individuales o compartidas el autor intenta expresar el zeitgeist del momento en la sociedad estadounidense o en una parte de ella. Es decir, son obras que se proponen describir (y descubrir), de forma más o menos exhaustiva, una parte de la “experiencia americana”, tomada como sinécdoque del todo: es la gran tarta americana vista a través de un corte que exponga sus diversas capas.

martes, 12 de febrero de 2013

Groucho y Chico, abogados de Rajoy


EL REPARTO:
FLYWHEEL: Groucho Marx.
RAVELLI: Chico Marx.
PINKY: Harpo Marx.
RAJOY: Marianico El Corto.
LA SECRETARIA: María Dolores de Cospedal.
Se abre el telón. Aparece Mariano Rajoy sentado tras la mesa de su despacho, fumando un puro y examinando papeles con cara de preocupación. Suena el interfono.
RAJOY: ¿Sí?
SECRETARIA: (off) Presidente, ha venido a verle el señor Flywheel.

lunes, 28 de enero de 2013

En defensa de la esclavitud

Rio slave auctionRecientemente la Patronal CEOE ha propuesto, como medida para paliar el desempleo rampante que sufrimos, y que ya supera holgadamente el 25% de la población activa, contratos para jóvenes por sólo el salario mínimo (que para 2013 el gobierno ha aumentado a 645,30 euros mensuales) y sin indemnización por despido o final de contrato. Esta propuesta ha generado muchas críticas, algunas notoriamente desabridas. Algunos han llegado a afirmar que con estas medidas (que se suman a las ya existentes, y que dejan al criterio del patrono cuestiones esenciales, como por ejemplo el incremento o no de la jornada laboral) las condiciones del trabajador asalariado se aproximan a la esclavitud. No puedo estar más en desacuerdo: las condiciones del esclavo, al menos tal como estaban especificadas en el derecho romano (y perfeccionadas por el emperador Marco Aurelio), eran notablemente mejores que las del trabajador asalariado moderno. Hasta tal punto, que me atrevo a proponer el retorno al sistema esclavista como solución al grave problema de desempleo y exclusión social que padecemos.