lunes, 27 de mayo de 2013

Ocurrió cerca de tu casa

A-la-puta-calleHacer literatura consiste en tener algo interesante que contar y contarlo de forma interesante. O sea: fondo y forma, tema y estilo. Ambos componen un binomio indisociable, como el ying y el yang. Pero el segundo es el más importante. Porque todo el mundo tiene algo interesante que contar, pero no todo el mundo puede o sabe contarlo de forma interesante; para eso no basta con saber poner una palabra detrás de otra respetando las normas de la gramática y la sintaxis (aunque ayuda bastante, y mucha más gente de la que parece no sabe hacerlo; algunos, hasta escriben libros; y no pocos incluso venden muchos). También se precisan cierta habilidad, cierto talento y cierta práctica.

miércoles, 22 de mayo de 2013

Con la Iglesia hemos topado

peligro curas sueltosEspaña es un país aconfesional. Así lo establece la Constitución, en su artículo 16, apartado 3, cuando afirma que “Ninguna confesión tendrá carácter estatal” Esto implica la libertad de culto y de creencia, y que nadie esté obligado a asumir los ritos o los dogmas de ninguna confesión en concreto. Implica también que las creencias religiosas, su práctica y su aprendizaje, sean un asunto estrictamente privado, dejado al libre albedrío de cada ciudadano. Y prohíbe implícitamente al Estado y a cualquier organismo público (como la escuela pública, por ejemplo) imponer a los ciudadanos  el conocimiento (no digamos ya la práctica, no digamos ya la creencia) de cualquiera de ellas. Pero en eso llegó la ley Wert, que explícitamente impone que...

lunes, 20 de mayo de 2013

El Misterioso Doctor Mercado, capítulo 1

drmercado1El visitante de la canciller

—No encienda la luz, canciller—dijo, desde lo más hondo de las tinieblas del despacho, una voz suave y sin embargo autoritaria, en un perfecto alemán con un ligerísimo acento británico, de Oxford. Era la voz de alguien acostumbrado a no tener que alzarla para conseguir ser obedecido. Era la voz inconfundible del Doctor M.

viernes, 10 de mayo de 2013

Landa, In Memoriam

alfredo_landaSe murió Alfredo Landa, un actor con tanto talento que logró que la España de caspa y boina, la España de militar chusquero, cura de torta y olla, cateto rijoso y señorito pedante aficionado a las cacerías y a las copitas de chinchón pareciera, a ratos, hasta simpática. Ahora que esa España ha vuelto, con gomina en el pelo y Rolex en la muñeca, al gobierno, a la conferencia episcopal, a las tertulias del TDT Party y a las columnas del búnker mediático, nos volvemos a dar cuenta de que de simpática bien poco tiene, y que sin Landa, tampoco tiene maldita la gracia. Claro que él mismo ya nos lo había mostrado en Los santos inocentes, quizá el mejor trabajo de un actor muy bueno que—signo de los tiempos—tuvo que hacer mucho cine muy malo. Aunque no siempre, aunque no todo.

lunes, 6 de mayo de 2013

La decepción inevitable

on the roadSi bien el viaje puede ser una buena metáfora de la novela—que es un trayecto desde el inicio hasta su conclusión, punteado por distintas escalas y ocasionales momentos para pararse a contemplar el paisaje—la novela que lleva el viaje en el nombre, en el argumento y en el mito es, quizá, la que peor se aviene con tal metáfora. Porque On The Road (o En el camino o En la carretera, según las distintas traducciones hispanas) no es tanto una novela para recorrerla como para habitarla. Que es lo que suelen hacer sus millones de fervorosos admiradores (entre los que me incluyo), y lo que suele sacar de sus casillas a sus algo menos abundantes, pero no menos fervorosos detractores, para quienes las novelas deben tener su puerta de embarque, su apeadero al fin del trayecto, su hoja de ruta y sus ventanillas para mirar el paisaje; para quienes todo viaje es un medio para conseguir un fin, que es llegar a destino. Pero en On The Road no hay destino, el viaje es el fin, no el medio. Y aquí encontramos la primera gran dificultad para su adaptación cinematográfica: una novela es un viaje a veces, pero una película es siempre un viaje. Quizá por eso la Road Movie sea el género más puramente, más exclusivamente cinematográfico.