Los Mossos llegaron a la Plaza de Cataluña ayer viernes, 27 de mayo, de buena mañana, y permanecieron allí durante unas seis horas; primero repartiendo leña y luego escoltando a los servicios de limpieza municipales, mientras éstos desmantelaban el campamento, estructurado principalmente mediante carpas y tiendas de campaña. Se lo llevaron todo, menos los libros de la biblioteca (el campamento dispone también de ese servicio), porque los bibliotecarios se apresuraron a guardar los libros en cajas y llevárselos a un portal cercano, donde vivía un simpatizante que les dio refugio.
Los Mossos se retiraron a la hora de comer, y en cuanto el último furgón policial se perdió de vista Paseo de Gracia arriba, la gente volvió a afluir a la plaza. En un par de horas había allí mucha más gente de la que nunca había habido—pues la carga policial ha tenido un fuerte efecto llamada— la Comisión de Infraestructuras llamó a emprender, de inmediato, la reconstrucción del campamento. A eso de las cuatro éste ya iba tomando forma, aunque había perdido su aspecto pulcro; las carpas y las tiendas han sido sustituidas por estructuras levantadas a toda prisa con cartones, vallas, cuerdas y otros materiales de desecho recogidos de forma improvisada, y con telas tensadas mediante cuerdas contrapesadas con botellas llenas de agua. La abundante cartelería—algún día los imaginativos eslóganes surgidos de las acampadas de los indignados merecerán una tesis doctoral, como ya han merecido varias los imaginativos eslóganes surgidos de las revueltas de mayo del 68—, que antes de la carga también presentaba un aspecto, en su conjunto, bastante elaborado y ordenado— se ha sustituido a toda prisa por carteles elaborados a toda prisa con materiales recolectados a toda prisa. La reconstrucción ha sido tan rápida también, en parte, debido a que había mucha mano de obra disponible, pues de entre la gran cantidad de visitantes, y aunque la mayoría, como el que esto escribe sin ir más lejos, habían ido más que nada a fisgar, muchos acabaron colaborando de forma espontánea.
Pero a pesar de los esfuerzos de la Comisión por reconducir la situación a golpe de megáfono y brigada, todo se ve mucho más caótico, desordenado y sucio. Lo que antes parecía una acampada de excursionistas de clase media ahora tiene un aspecto mucho más biafreño. Lo que resulta bastante irónico, ya que ha sido el resultado de u.na acción de desalojo y limpieza. Que han tenido como resultado volver el campamento más sucio y llenarlo aún más de gente.
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