Éste es un relato periodístico, un libro-reportaje, pero es también una novela negra, la madre de todas las novelas negras, comparada con la cual El poder del perro de Don Winslow parece una novelita rosa de Bárbara Cartland. También es una novela de terror, con frecuencia en la versión más slasher del género. Éste es el tratamiento de un guión para una película torture porn más extrema que Hostel y que Holocausto caníbal juntas y por separado. También es una obra cumbre del realismo mágico, con todo de realismo y, en el fondo, nada de mágico. Éste, también, es un tratado de teoría económica más sustancioso aún que El Capital de Karl Marx, y un ensayo filosófico sobre la condición humana más pesimista que nada que haya salido nunca de la pluma o la máquina de escribir de Émil Ciorán. Éste es un libro muy bien escrito, una obra de alta literatura por derecho propio, y un ensayo histórico-sociológico-económico-político extraordinariamente bien documentado, extraordinariamente bien argumentado. Éste es un libro necesario, éste es un libro deprimente. Éste es un libro que, tal como reza una de sus frases publicitarias, hará que tras leerlo no puedas volver a ver el mundo con los mismos ojos. Éste es el libro que explica cuál es la evolución última, más extrema y depurada, del capitalismo: el narcocapitalismo. El cual no es una anomalía del sistema, es la misma quintaesencia del sistema.
Lenin se equivocó: el imperialismo no es la fase superior del capitalismo. O en parte no, en parte tenía razón, y ahora estamos viendo cómo, tal como predijo, los capitalistas han dejado de ser competidores anónimos dentro de un mercado desconocido y de libre competencia; ésta, ahora, se da en unas condiciones nuevas en las que sólo los grandes monopolios pueden competir entre sí. El estado (en efecto, Vladimir) ha dejado de ser propiedad de toda la burguesía para pasar a estar controlado sólo por los sectores monopolistas de la burguesía. El estado sirve ahora sólo a los capitalistas dueños de grandes monopolios. Pero lo que ni Lenin ni ningún otro teórico, marxista o no, pudo predecir fue la aparición del narcocapitalismo, la otra característica determinante del capitalismo moderno. Porque No existe ningún mercado en el mundo que sea tan productivo y tan rápido como el de la cocaína. No existe una inversión financiera en el mundo más jugosa que la cocaína, que consigue rentabilidades de más del 1.000 por ciento en cuestión de días. No existe mercado en el que el principio de libre competencia asuma una forma más esencial y más descarnada que el de la droga, y en especial el de la droga reina, la cocaína, el petróleo blanco. Una mercancía que genera un flujo monetario tan bestial que, en buena parte, sostiene él solo a los mercados financieros internacionales, sus grandes cómplices, y a no pocos estados, convertidos en narcoestados, sus grandes lacayos.
Éste es un libro que debes leer. Éste es un libro que te fascinará, éste es un libro que te repugnará. Éste es un libro que rechazarás tachándolo de exagerado y tremendista, aunque en lo más recóndito de tu fuero interno siempre te quedará la incómoda convicción de no, de que no lo es. Éste es un libro a cuyo autor odiarás durante el resto de tu vida, por amargártela. Por haberte obligado a ver lo que sería mejor no ver.
Léelo.
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