Los viejos rockeros nunca mueren, pero envejecen
Suelo pasarme por la acampada de Plaza Cataluña siempre que estoy por los alrededores. A veces coincido con la hora de la cacerolada, y a veces coincido con la celebración de una asamblea. Entonces hago sonar las llaves, a falta de cacerola, o me quedo escuchando un rato las ponencias, no sin sentir en el cogote el pinchazo de cierta molesta sensación de intrusismo, porque siento que, en el fondo, esta revolución no es la mía, aunque sus principios sí lo sean; pero, parafraseando a Gil de Biedma, la verdad desagradable asoma, ya no volveré a ser joven, y la revolución es cosa de jóvenes. Yo ya tuve mi tiempo para la revolución, este tiempo ya no es mi tiempo, es el tiempo de otros, y también su turno de intentar la revolución. Espero que ellos sí la consigan. Yo, desde un lado, con los otros viejos, estaré jaleándoles: ánimo, chicos, que vosotros valéis. Que es lo que me toca ahora.
Okupas, titiriteros y perroflautas
Tras la carga de los mossos de Felip Puig, alias Felip I El impresentable, el campamento ha recuperado forma y organización, y hasta cierto ambiente festivo: hay payasos entreteniendo a los niños con globos y entreteniendo a los mayores hay malabaristas haciendo malabares con bolos, equilibristas haciendo equilibrios colgados de cintas, músicos varios, sobre todo de instrumentos de percusión, pakistaníes vendiendo cervezas y buhoneros de nacionalidad indefinida vendiendo bocadillos caseros envueltos en celofán; es que comer y beber también entretienen lo suyo. Tienen clientela de sobra, porque en la acampada se ve mucho transeúnte casual como yo; mucho fotógrafo, y mucho turista soplapabó ( SOl, PLAya, PAella Y BOrrachera) paseándose por el campamento de la Spanish Revolution como si fuera una atracción turística más (va camino de serlo). Me comenta un residente (uno que duerme aquí; está la mar de instalado, con su tienda de campaña y su saco de dormir) me cuenta que lo peor son las noches del fin de semana, de madrugada cuando les chapan los bares a los borrachos y algunos se empeñan en venir aquí a ver si hay fiesta ¿Y la noche que ganó el Barça la Champions? Uf, esa sí que fue una noche para recordarla. Formamos una cadena humana para rodear el campamento y evitar que entraran borrachos, jaraneros y otros especímenes. Y vaya especímenes, colega. Qué fauna se junta una noche de victoria culé. Yo no lo había visto nunca.
Menos mal que Madrid es la capital
Fue buena cosa que la iniciativa de la revuelta de los indignados partiera de Madrid y no de Barcelona, porque aquí no se la hubiera tomado tan en serio; al contrario, se la habría despachado en seguida, y con su miajita de desprecio escupido por el colmillo, como cosa de okupas, titiriteros y perroflautas. En esta capital europea del titiriterismo perroflauta que yo tanto amo a pesar de todo, y donde el movimiento okupa dispone de tanta tradición y capacidad de organización, pronto habrían monopolizado la imagen de la revuelta, enajenando la posibilidad de que otros grupos sociales se sintieran identificados con la misma. Peroel kilómetro cero de los indignados no está en Plaza de Cataluña en Barcelona, sino en Plaza del Sol en Madrid, ciudad algo más formalita y conservadora, con lo que la imagen que ofrecen los que ocupan Sol es más de estudiante universitario o de joven ni-ni de clase media resbalando al borde del vertiginoso abismo con el lumpenproletariado al fondo (o sea, la imagen de la mayor parte de la población de entre 18 y 35 años), y gracias a ello esa imagen se percibe como mucho más popular, en un sentido muy amplio del término, y permite que con ella se identifiquen no sólo la nieta, sino también su madre y su abuela, y la portera y la vecina. Las cuales, cuestiones de imagen aparte y con el manifiesto de Democracia Real ¡Ya! En la mano, tienen todas las razones del mundo para sentirse identificadas. Y no me resisto a transcribir el principio del manifiesto:
“Somos personas normales y corrientes. Somos como tú: gente que se levanta por las mañanas para estudiar, para trabajar o para buscar trabajo, gente que tiene familia y amigos. Gente que trabaja duro todos los días para vivir y dar un futuro mejor a los que nos rodean. Unos nos consideramos más progresistas, otros más conservadores. Unos creyentes, otros no. Unos tenemos ideologías bien definidas, otros nos consideramos apolíticos… Pero todos estamos preocupados e indignados por el panorama político, económico y social que vemos a nuestro alrededor. Por la corrupción de los políticos, empresarios, banqueros… Por la indefensión del ciudadano de a pie”.
A ver quién es el guapo que no se siente identificado con esto. Sí, usted ya sé que no, señor Zaplana. Hágase a un lado, por favor, que se le va a manchar el traje, y es nuevo y tiene pinta de caro. Y usted ya sé que tampoco, señor Puig. Que sí, que ya sé que como le hinche las narices me envía los mossos a casa y me voy a enterar de lo que vale un peine. Me da igual lo que valga, si como se me ha acabado el subsidio tampoco podría comprarlo…
Y ahora qué
De todas formas, el movimiento empieza a dar señales de cierto cansancio. Los acampados se preguntan sobre el sentido de mantener la acampada, hasta cuando, y qué hacer ahora. Las asambleas se alargan en interminables debates sobre qué líneas de actuación seguir. Los movimientos cívicos envejecen, lo mismo que las personas. Supongo que tanto en la sede del PSOE como en la del PP están poniéndole velas a la Virgen (bueno, en el PP más, que ellos son muy marianos; uf, qué chiste más malo) para que la protesta se extinga por cansancio antes de las elecciones. Porque ahora que vivimos días de interregno pueden permitirse el lujo de mirar a otro lado y hacerse el sueco, pero el que sea llamado a formar gobierno dentro de nueve meses ya no podrá.
En cuanto a los comerciantes de Sol
Me llegan noticias de Madrid. Parece ser que una comisión de la asamblea de esa plaza fue a visitar los cuatro comercios de la misma que han presentado quejas (sí, de la treintena de comercios de la zona, al parecer, tan sólo cuatro se quejan de la acampada) y les han solicitado sus balances de cuentas de 2010 y 2011. Tres de ellos se negaron. El otro accedió, y cuando los tuvieron en sus manos, los de la comisión le hicieron notar que, según aquellos balances, durante el mes de mayo de este año sus ventas han aumentado un 23%. El comerciante, me dicen, ha retirado su demanda a consumo. El presidente de la patronal madrileña CEIM, Arturo Fernández, ha anunciado que reclamará a Fiscalía las pérdidas que, según él, está causando la acampada a los comerciantes de Sol. Bueno, habrá que ver el resto de balances. Pero me gustaría saber si, en caso de que todos dieran un resultado parecido, el señor Fernández se compromete a dar el sobrante a Fiscalía.
2 comentarios:
No estoy de acuerdo en: "esta revolución no es la mía". Lo es, Xavier. Ésta no es una revolución de, por y para jóvenes -que, sin duda son los grandes perjudicados- Es la tuya, que has sufrido un despido a una edad en la que es dificilísmo volver a encontrar trabajo -lo conseguirás, pero cuesta- es la mía que tengo dos hijas con un futuro laboral bastante negro; es la de los viejos que rebuscan en la basura, es la de los millones de parados que no encuentran trabajo y es la de los que trabajamos porque nos podemos quedar sin empleo en cualquier momento. Es la de los miles de niños que mueren al día por hambre y guerras. Es la revolución del pueblo que, por fin, está intentando que esta mierda de mundo cambie.
Quizá me he expresado mal. Ésta no es una revolución para los jóvenes, sino para todos; Los principios de esta revolución son los míos, y deberían ser hasta los de mi abuela. Pero la iniciativa, la vanguardia, el liderazgo, corresponde, y así debe ser, a las generaciones más jóvenes.
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